Transformación

Los lepidópteros conforman el segundo orden con más especies entre los insectos e incluye todas las mariposas y polillas. Cuenta con más de 180.000 especies. El nombre de este orden proviene del griego lepido-pteron, que significa "ala escamosa".
Tienen dos pares de alas membranosas cubiertas de escamas coloreadas, que utilizan en la regulación de la temperatura, el cortejo y la señalización. Su aparato bucal es de tipo chupador que tiene una larga trompa que se enrolla en espiral que permanece enrollado en estado de reposo y que les sirve para el néctar de las flores que polinizan.
Su desarrollo es holometábolo (o sea, insectos que tienen una metamorfosis completa en su desarrollo): del huevo sale una larva que se transformará en pupa (crisálida) y de éste sale el adulto. La larva, a diferencia del adulto, presenta un aparato bucal de tipo masticador; la mayoría de las larvas comen vegetales. Además, podemos distinguir las larvas de lepidópteros de las de otros insectos porque poseen una serie de falsas patas al final del abdomen, lo que en algunos casos conlleva que su forma de caminar sea como la de un acordeón abriéndose y cerrándose.

Indirectamente Pablo (el apóstol) a los cristianos nos compara con las mariposas, por que al vernos el resto de la gente deberíamos llamarles la atención con nuestro colorido y no pasar desapercibidos. Deberíamos buscar la fuente del dulce néctar y a la vez hacer que se produzca fruto a través de la polinización (difusión). Nuestra transformación debería ser completa, pero sin dejar de quemar etapas, por ejemplo:

· Después de nuestro nuevo nacimiento debemos alimentarnos lo suficiente para lograr desarrollarnos de buena manera.
· Quizás en un comienzo nuestro caminar sea débil y torpe por que todavía no estamos preparados para desenvolvernos con plena libertad.
· Es también muy necesario pasar un tiempo de retiro para prepararnos para el gran vuelo que vamos a emprender.
· En quietud desarrollaremos alas que antes no teníamos y alcanzaremos el néctar valioso, bueno y rico.

Concluimos entonces que no debemos buscar y buscar lo que Dios quiere que hagamos, algo que nunca podremos ver, por que no estamos capacitados para digerirlo (comprenderlo), si no que debemos cambiar nuestra forma de pensar y de ver para comprobar la voluntad de Dios, como se destaca en el mensaje de Pablo, quien nos recomienda:

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”